Con la agilidad de sus dedos, su maestría y su fiel compañero, el piano, el valenciano Carles Marín dará el colofón final de su temporada la próxima primavera con la publicación de su nuevo trabajo, «Fire Music for Solo Piano», con el fuego como tema monográfico de su repertorio.
«Fire Music for Solo Piano», sin ser un objetivo en sí mismo, surgió a partir de un «atractivo» programa que el pianista valenciano representó en la Fundación Juan March de Madrid.
La intención final no era sacar un nuevo álbum sino «llevar a la grabación todo ese repertorio», explica a EFE el pianista y profesor del curso de interpretación pianística de la Universitat de València.
La temática del fuego surge de una manera prácticamente casual, explica Marín, a quien la Fundación, que en su mayoría acoge conciertos temáticos, le pidió que su recital fuera en torno a ese elemento.
Calificado como un trabajo «titánico» y «gratificante» al mismo tiempo, el pianista asegura que ha sido una experiencia muy importante ya que su relación íntegra con el fuego implica que hay grandísimas obras del repertorio universal que caben dentro del disco.
El nuevo álbum de Carles Marín, que cuenta con un programa «virtuoso» y «ecléctico», da cabida a obras del repertorio de todos los tiempos como la ‘Paráfrasis del Fuego Mágico’ de Wagner-Brassin o las ‘Variaciones Heroica’ de Beethoven.
‘In Flame’, ‘En llamas’, del compositor valenciano César Cabedo, se introduce como una personificación del fuego que, para Marín, sugiere «un guiño a la música contemporánea y especialmente a este gran compositor valenciano» que tuvo la «deferencia» de dedicarle la obra.
Asimismo, incorpora obras que aluden al fuego de una forma directa, como el ‘Feux d’artifice’ de Claude Debussy y sus fuegos artificiales, pero también se aleja de lo evidente a primera vista para homenajear la metáfora con, por ejemplo, una paráfrasis propia de la ‘Cabalgata de las Valquirias’ de Wagner.
A pesar de preferir siempre la naturaleza de los directos, el pianista decide grabar un CD que plasme un virtuoso programa y reconoce que la televisión o la radio son la vía más efectiva para hacer llegar el trabajo de un músico.
Con una larga lista de premios bajo el brazo, Marín manifiesta que, a pesar de la importancia de todos los galardones que ha recibido en su evolución como músico, el más importante es el de la Akademie Mozarteum de Salzburgo al mejor Pianista Solista, un premio internacional que le abrió las puertas de «grandes salas».
Asegura que tanto el Palau de la Música como el Palau de les Arts de Valencia son dos grandes auditorios en los que se siente especialmente a gusto.
Además, aclara que es muy difícil no dejarse llevar por los impulsos de su tierra y, por ello, tocar en Valencia siempre es más emotivo para él y supone un plus de responsabilidad.
Otras salas que ensalza son la Fundación Juan March de Madrid, que califica como un centro de referencia, o el auditorio de Zaragoza.
Carles Marín, proveniente de una familia que sin pertenecer al mundo de la música tenía mucho amor por ella, afirma que desde pequeño las referencias musicales más cercanas tenían que ver con el piano, con una madre y una abuela que tocaban el instrumento de forma autodidacta.
El pianista asegura que su pasión por la música, que poco a poco se ha convertido en su profesión, comenzó de una manera muy lúdica y natural y confiesa que desde pequeño todos los teclados le volvían «loco».